Los amigos de Animarte dicen en sus geniales parodias que en Cádiz, cuando la gente se cita para salir, queda “de una a dos…” o “de seis a siete…” porque la ciudad tiene un meridiano en el que se produce el cambio de huso horario, por lo que si cruzas esa delgada línea que pasa por el Campo del Sur, por Canalejas, por la Plaza de España o por las murallas de San Carlos, automáticamente cambias a una hora más, o una menos según la dirección en la que vayas: hacia el este o hacia el oeste. Solo con dar un pequeño paso ya es una hora más o menos.
Eso realmente no es así, pero lo que si es cierto es que Cádiz tuvo durante cien años uno de los meridianos de referencia en todo el mundo, equiparable, cuando no más conocido, con los de Londres, París, Praga, o Roma.
Todo tuvo su origen en la fundación, en el año 1717, de la Academia de Guardias Marinas de la Armada, que se estableció en el Castillo de la Villa, a las puertas del barrio del Pópulo, donde aprendían astronomía y navegación los jóvenes alumnos.
Posteriormente, en ese mismo sitio, se fundó el primer Observatorio de Marina, situado en una de las torres del Castillo, desde la que los estudiantes hacían sus observaciones de los astros con los que iban a posicionarse en sus futuras navegaciones.
Como aprendieron astronomía en Cádiz, cuando comenzaron a navegar y a cartografiar con pasmosa fidelidad todas las costas de América y muchas del océano Pacífico, referenciaron todos sus trabajos al meridiano que mejor conocían, el de la ciudad donde habían estudiado.
Todas esas cartas náuticas, auténticas estudios científicos pero también obras de arte por lo precioso de su factura, se conservan aún hoy en el Instituto Hidrográfico, en la Plaza de San Severiano. Allí se custodia también la mayor colección del mundo (no de Andalucía, ni de España… sino de todo el mundo) de las planchas de cobre sobre las que se grababan en negativo los dibujos de las cartas que luego serían estampadas en papel.
Estas cartas iban a bordo de los buques españoles que navegaban por todos los mares, y los marinos españoles (cuando España llegaba hasta Filipinas, hasta el cabo de Hornos, Florida, California o el mar Caribe….) las utilizaban a diario para posicionarse, siempre con referencia al meridiano de Cádiz.
Como el mar es un medio hostil y conocer la situación es fundamental para el marino, siempre ha sido una costumbre intercambiar esa situación con otros barcos con los que se cruza en el océano. Ambos ganaban en este trato.
En ese cruce de información, y durante un siglo, todos los barcos españoles y aquellos que navegaban con la cartografía española, cuando pasaban su posición a otros barcos, lo hacían siempre referenciada al meridiano de Cádiz, por lo que no resulta difícil imaginar la relevancia y el prestigio que adquirió la ciudad en todo el mundo marítimo.
Esto pasó durante un siglo. Está en miles de cartas náuticas. Está en millones de páginas de diarios de navegación del siglo XVIII que terminan diciendo “completados los cálculos de posición nos hallamos a (la distancia que sea) de Cádiz”. Millones de marinos de otros países no sabían dónde estaba Madrid, ni Barcelona, ni Toledo ni Sevilla, pero conocían sobradamente que todos los barcos españoles les pasarían su posición con referencia a Cádiz… Muchos de ellos habían recalado alguna vez en su importantísima bahía.
Lamentablemente ese vastísimo y exclusivo patrimonio inmaterial de la ciudad que supone tener un meridano con esa historia ahora está completamente oculto y desconocido. Esperemos que por poco tiempo.
Y un apunte para curiosos… la línea del meridiano de Cádiz pasa justamente por el Salón de Plenos del Ayuntamiento, recordando silenciosamente a los munícipes que tienen una deuda con la cultura.
Para más información
https://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventura-saber-interrives-cadiz-linea-memoria/5388712/
Miguel Ramos Grosso
Gerente de Rumbo Sur Eventos
Orgullosos socios de la AETC