El turismo es una actividad que lleva creciendo sin parar desde los años 60 en nuestro país, a excepción del parón experimentado por el Covid en el año 2020. Muchos son los informes que avalan este crecimiento, tanto en visitas, como en generación de puestos de trabajo relacionados con el turismo de manera directa o indirecta. Por esta razón son muchas las voces que consideran al turismo como una industria. Algunos de estos informen sitúan su crecimiento en torno al 14% del PIB en Andalucía.
Sin embargo, llevamos un tiempo viendo y oyendo en medios de comunicación y en RRSS, noticias que relacionan a esta industria turística con problemas relacionados con la vivienda y la convivencia ciudadana en muchas ciudades de nuestro país y más allá de nuestras fronteras. Quizás una de las razones de este malestar es porque este crecimiento no ha sido analizado en profundidad con los territorios y su planificación no se ha realizado de forma conjunta para el bien de toda la población.
En el caso de la provincia de Cádiz, hay localidades que no están experimentando estos desajustes y otras, como la ciudad de Cádiz que si lo están notando. Sobre todo, porque se está relacionando a la industria turística como “culpable” de un problema que sufre la ciudad desde hace décadas como es la falta de vivienda. Cierto es que la singular geografía de la ciudad, al estar rodeada de agua, dificulta la expansión de la misma, al contrario que en otros municipios de la bahía que han ido creciendo a lo largo de los años según la demanda. La insularidad de Cádiz impide este crecimiento, por lo que el tema de la vivienda es algo muy importante, que debe ser gestionado de forma eficiente.
Hay varios aspectos a tener en cuenta en este complejo puzle. La ciudad de Cádiz está perdiendo población desde hace 40 años (según datos del INE, en 1981 la ciudad contaba con 156.000 habitantes. En 1991 con 154.000. En 2011 con 124.000. Y en 2021 tan solo con 114.000). El problema de la despoblación en Cádiz comenzó en 1981 y las viviendas turísticas empezaron en 2016, por lo que su relación se hace difícil. Habría que analizar estos datos de pérdida de población y ver la razón por la que se da este fenómeno. Igual no es solo achacable a la vivienda… Por otra parte el modelo familiar ha cambiado. Antes vivían familias completas en una sola casa (6/8 personas por vivienda) mientras que ahora mismo no llega a 2 personas de media por vivienda. También habría que analizar en este escenario el papel de la Administración Pública con el parque de vivienda social y analizar los datos de cuantas viviendas sociales se han creado en la ciudad en los últimos años y cuantas existen actualmente y si son suficientes para cubrir la demanda de hoy en día. También sería interesante analizar las viviendas vacías que existen y la razón por la cual no están habitadas. Tampoco tenemos definido, como modelo de ciudad, cual es la capacidad de carga de Cádiz, cual es el límite de plazas hoteleras y de viviendas turísticas que se debería permitir. Ni siquiera tenemos definido si la ciudad sufre masificación, como es el caso de otras ciudades españolas y en el mundo.
El mundo está cambiando, más rápido a veces de lo que podemos asimilar… Las costumbres de la gente están modificándose, el turismo se ha democratizado y todo esto está generando un cambio de escenarios y rutinas. Desde la Junta de Andalucia se está trabajando en una nueva ley del turismo para adaptar la industria a estos nuevos cambios. A esto hay que añadirle la ilegalidad que está creciendo alrededor del turismo, que desde las empresas turísticas queremos combatir de la mano de nuestras Administraciones Públicas.
Estamos ante un problema muy profundo que tiene muchos aspectos a tener en cuenta, un problema global que afecta a lo local, por lo que no debemos perder el contexto internacional. Un problema con mucha complejidad y con muchas aristas, porque turistas somos tod@s . Las empresas que componen la AETC estamos convencidas de que Cádiz tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en un destino turístico de excelencia y por nuestra parte seguiremos trabajando hacia ese rumbo.
Desde la AETC pensamos que es necesario abrir una conversación con la ciudanía y Administraciones Públicas para hablar de todo lo que está ocurriendo, analizar todos los puntos de vista y, sobre todo, ver posibles soluciones que sean consensuadas entre tod@s y nos sirvan como herramientas para seguir trabajando de forma eficaz y sostenible hacia un futuro mejor para tod@s.