¡La navidad está aquí! Ya hemos sacado el árbol y el Belén del altillo, ya estamos comprando los langostinos para nochebuena y ya estamos siendo llamados por las luces navideñas de las calles. Y seguro que ya estaréis con la agenda a tope (y el bolsillo justito) para las comidas de empresas y los reencuentros con los amigos. Vamos lo que es el trajín navideño.
El año pasado ya os hablamos de las tradiciones navideñas de laprovincia de Cádiz. Pero este año queremos profundizar en una de las costumbres más arraigadas a nuestra cultura y folclore: la zambomba. Cada año, miles de personas acuden a las peñas, tabancos,hermandades y plazas para escuchar los villancicos con más arte del mundo entero.
Cuando la navidad llega a Jerez, la ciudad se transforma. Es algo que no puede describirse con palabras. La navidad jerezana se siente y se vive. La ciudad se llena del sonido de las panderetas, el almirez, castañuelas, las palmasy las voces que acompañan a la zambomba.
Son cada vez más personas las que se unen a esta fiesta en la que el flamenco, el vino y la gastronomía son los principales protagonistas. ¡En Jerez han llegado a concentrarse hasta un centenar de zambombasrepartidas por toda la ciudad!
Está compuesta por un grupo de personas que canta (en directo) villancicos al ritmo del flamenco y de la zambomba.También lo acompañan otros instrumentos como la caja, la guitarra, y los clásicos navideños: la pandereta y la mítica botella de anís. El arte de la zambomba se da mayormente Jerez y Arcos de la Frontera. Pero a lo largo de los años han ganado gran popularidad, extendiéndose por toda la provincia. Tanto que han sido declaradas Bien de Interés Cultural y Etnológico.
Origen de las zambombas
“Jerez, ha sido la cuna del villancico flamenco”. Con estas palabras de Segundo Falcón os introducimos al nacimiento y evolución de las zambombas.
Originada en el siglo XVIII, esta celebración surge de forma muy espontánea y humilde: ¡en los patios de vecinos de los barrios flamencos de Jerez! Cuando se aproximaban las fechas navideñas, los vecinos se reunían alrededor de una candela, a cantar villancicos. En estos eventos, se compartía comida y vino que traía cada vecino, mientras los cánticos acompañaban a sus asistentes. En estas reuniones cada vecino aportaba lo que tenía, sin importar su valor material. La fiesta duraba toda la noche, en el que el cante y el baile no paraban hasta el amanecer (unas horitas de sueño y a seguir de festejo). La importancia las zambombas reside en la alegría entre amigos por la llegada de la Navidad.Sin duda una celebración muy diferente a lo que es una cena de nochebuena convencional.

Aunque empezó siendo un canto a la cultura popular del momento, en el siglo XIX, la zambomba adquiere un carácter aflamencao. Es así como en la actualidad ha llegado a convertirse en toda una referencia en los villancicos andaluces.
Pero sus comienzos no tuvieron tanto éxito, ya que según cuentan algunos autores de villancicos, las zambombas fueron parte de las tradiciones andaluzas, pero siempre a la sombra del flamenco, por lo que nunca se les reconoció la relevancia cultural que poseía.
Tuvieron lugar en las casas de vecinos hasta la década de los 70, en la que la gente empezó a cantar en la calle. Y ya desde entonces, desde finales hasta la nochebuena se cumple esta tradición.
Sin duda, han supuesto una auténtica revolución en nuestra cultura, ya dando a esta celebración su sello de identidad en Andalucía. Es una fiesta en la que todo el mundo participa, tanto los que cantan, como el público que puede escuchar, cantar e incluso arrancarse a bailar. Todo forma parte del mismo espectáculo.
Los lugares más populares donde se concentran las zambombas más conocidas son los barrios flamencos de Santiago y San Miguel.
Un arte ligado a la gastronomía
Al tener un marcado carácter tradicional, las zambombas están unidas a la gastronomía, en la que se disfrutan de las recetas que hemos heredado de generación en generación. ¿Y qué se comía (y se sigue comiendo) en las zambombas? Esperemos que os guste el menú 😉
Empezamos con el picoteo, unos chicharrones o chacinas es lo ideal.
El plato principal se basaba en el cuchareo: berzas, tagarninas, el ajo de viña, el ajo caliente…. Imprescindibles para combatir el frío. Y creo que no hace falta preguntar qué beber. El vino fino o el oloroso siempre será la mejor de las opciones.

De postre, nada mejor que unos buenos pestiños, roscos de vino, mantecados o la famosísima versión gaditana de las gachas… ¡la poleá! Aunque no podemos dejar las delicias como el alfajor, el pan de Cádiz… ¡Y ya si necesitas un digestivo te proponemos la clásica botella de anís del mono!
Sin duda, esta fiesta supone para todos nosotros una revolución tanto en nuestro floclore como en nuestra cultura. Si nunca has ido a una zambomba, te recomendamos 100% que vivas esa experiencia.
¡No te lo pienses y vete a Jerez a disfrutar del buen cante y la alegría!